Reducir los gastos:
Puede que reducir los gastos resulte algo completamente obvio, pero al final, un billete se va por un lado, otra moneda se va por el otro y allí es donde realmente acabas perdiendo tú. Seguro que conoces el sentimiento por el cual sabes que tienes hambre pero llegas a casa cansado y no quieres saber nada de la cocina, por tanto solo te queda pedir comida a domicilio. Una vez al mes no pasa nada, pero el problema es que siempre acaba siendo una vez por semana, y el fin de semana te irás a cenar fuera, en lugar de ahorrar ese dinero que tan bien te vendría.
Por tanto, la solución a esto es planear las cenas y las comidas antes de encontrarte exhausto y hambriento. Cocina los fines de semana y utiliza más el congelador. Si sabes que en casa te espera una comida deliciosa, el impulso de salir fuera o pedir se reducirá. Pruébalo durante un mes para comprobar los cambios en tu cuenta bancaria.
Este es tan solo 1 ejemplo de los muchos gastos no planificados que tenemos día a día, a estos gastos se le llaman Gastos Hormiga; pequeños gastos que hacemos a diario “insignificantes” pero que a final de mes nos pasa su factura.
Reduce tu deuda:
Si has reducido el gasto de forma exitosa, es el momento de mirar todos tus gastos y encontrar una manera para reducir el gasto en general, no los gastos tontos. Reducir la deuda no es algo que pueda ocurrir de un momento a otro. Reducir el déficit supone crear un sistema que eventualmente hará que los ahorros aumenten.
El mejor proceso para reducir la deuda es poner en un papel todos los pagos de cada mes y examinar cada factura. Descubre si puedes obtener mejores tratos o contratos para tu deuda.
Además, con el avance tecnológico, es posible llevar la cuenta de tu deuda, y de tus gastos y ahorros en general gracias a las últimas aplicaciones. También existen aplicaciones que te ayudan a encontrar el mejor precio entre diferentes compañías, así que aprovéchate de las ventajas que nos ofrece la tecnología.
Invierte:
Puede que lo hayas escuchado con anterioridad, pero necesitas empezar a invertir en tu futuro. Utiliza una pequeña parte de tus ahorros para invertir. Invertir no debería darte miedo. Una de las razones más comunes para no invertir es que no se tiene el dinero suficiente. Pero puedes empezar a invertir pequeñas cantidades cada semana.
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